Amadísima primavera, hoy te doy la bienvenida en tu entrada, la cual nos llena de amor, gozo, paz y tranquilidad; pues, es un tiempo de color, crecimiento, ánimo por lo nuevo y dicha en el corazón, porque el solecito calienta nuestros cuerpos y nuestras almas se sienten con regocijo por la nueva temporada.

 

Y tú me dirás ¿todo eso hace la primavera?, y yo te contesto, que, por sí sola, no; pero, con un poco de ánimo que pongamos de nuestra parte, sí. Ya que es un tiempo en el que el cambio de clima por sí solo nos alegra el corazón. Pues, el sol está radiante y lo veo hasta lujoso y elegante.

 

Y esta primavera viene acompañada y casi de la mano de la semana santa. Donde, una de las principales temáticas de esta, es que en lo religioso recordamos al Cristo, pasando de la muerte, después de haber expiado nuestros pecados. Lo cual significa, que pagó por ellos, por medio del sacrificio y que en este caso el pago fue la muerte.

 

Pero, no solo eso; sino que también resucitó, venciendo a la muerte tal y como la conocemos. Y resucita, pero ya no con un cuerpo material y corruptible o bien, que se deteriora como los nuestros; sino, que lo hace con uno glorificado, lo cual quiere decir que es bello, digno de alabanza y admiración, por su belleza y perfección.

 

Bueno, lo que quiero relacionar es que, el sol que nace a la llegada de la primavera; el cual es glorioso, bello, resplandeciente, único, que ayuda al crecimiento y florecimiento de las plantas. Es el mismo, que el glorioso ser que resucita, glorificado, único, bello, resplandeciente, poderoso. Y que, en este tiempo o en este año, llegaron muy de la mano.

 

Es por ello, que, mi intención en este escrito es que puedas ver esta bella relación de la entrada de la primavera y el Cristo resucitado. Y que, si te es posible, puedas crear y albergar en tu corazón un sentimiento lindo de que el cielo y lo divino te están cuidando y que forman parte de ti y tu vida. Que nunca estás y has estado sola o solo en ningún momento.

 

También, te quiero comentar que, ya que es un tiempo de reflexión. Veas que, la primavera viene como regalo, después de las noches largas del invierno. Y el Cristo, de haber pagado por tus culpas y faltas. Y que, ambos, vienen con luz, poder, gloria, crecimiento, amor, paz, ternura y hasta compasión por lo vivido.

 

Bueno, esta es mi colaboración de esta semana; es con la intención de que puedas ver los nuevos tiempos que vivimos. Y que, claro, tú eres quien decide cómo es que lo vive. Porque tu actitud positiva ante la vida, es la que siempre marcará algo nuevo y bonito en tu vida; o bien, todo lo contrario, algo pesado, triste y no sublime. Mi intención es que sea lo primero.

 

Por ahora me despido, no sin antes darle gracias a la vida por permitirme ver este nuevo día y tiempo en mi vida y compartirlo contigo. Deseo de corazón que, todas las personas puedan ser felices viviendo estos tiempos nuevos. Porque si eso sucede, esas personas siendo más felices, podrán dar alegría y felicidad a quienes les rodean y por ende tendríamos un mundo más lindo y bello.

 

En el cual podamos expresarnos con más ánimo y alegría. Y por qué no, experimentar cambios radicales y buenos para nosotras, nosotros y para todo el mundo. Sé que esto puede sonar utópico, pero, realmente no lo es; porque dentro de nuestro ser sabemos que es así y lo hemos podido constatar. Pero, como ya te dije, comienza con una actitud positiva y esta que te doy es una idea para que comience a suceder de esta forma. Te dejo con esta idea de que son nuevos tiempos que vienen de la mano. Cuídate mucho y nos vemos pronto.

 

 

Amor y sociedad.