Un equipo internacional de investigadoras estudia cómo la tecnología está cambiando nuestra percepción del tiempo.

 

La tecnología puede ser una herramienta poderosa para aumentar la eficiencia y la productividad. Pero también se ha convertido en una fuente de distracción constante. Y aunque se supone que estas herramientas nos facilitan la vida y nos ayudan a ahorrar algo de tiempo, lo cierto es que cada vez se usan para hacer más cosas.

 

En particular, el correo electrónico, la mensajería instantánea, las redes sociales y las numerosas aplicaciones de los teléfonos inteligentes se han convertido progresivamente en hábitos que consumen muchas horas. Entonces, ¿se podría decir que realmente nos roba tiempo la tecnología?

 

En la era digital, hay una expectativa cada vez mayor de estar siempre disponible. Pese a la idea de que la tecnología nos permite tener más tiempo libre, cada vez hay más evidencia de que terminamos utilizando ese tiempo para hacer más cosas.

 

Precisamente, las investigadoras Ruth Ogden, Joanna Witowska y Vanda Černohorská, de la Universidad Liverpool John Moores (Reino Unido), la Universidad Maria Grzegorzewska (Polonia), y la Academia de Ciencias de la República Checa, respectivamente, han abordado cómo la tecnología está cambiando nuestra percepción del tiempo y cómo la estamos utilizando en la vida cotidiana.

 

En base a una investigación realizada entrevistando a 300 personas en Europa, las expertas concluyeron que la gente busca evitar periodos “vacíos” de tiempo en sus vidas y los llena con tareas que realizan gracias a la tecnología.

 

“Ya sea esperando el autobús, despertándose por la mañana o tumbados en la cama por la noche, la gente ahora emplea ese tiempo que antes podía ser 'muerto’, en apps, listas de tareas pendientes o simplemente echando un vistazo al feed de las redes sociales”, en palabras de las investigadoras.

 

“Parece que los momentos tranquilos de observar a la gente, imaginar y soñar despiertos se llenan ahora con tareas tecnológicas”, añaden. Y es que, para muchas personas ya no basta con cenar, ver la televisión o entrenar en una clase de ejercicio.

 

En lugar de eso, “en un intento de evitar perder el tiempo, estas actividades se realizan a la vez que se navega por Internet en busca de elementos para una vida más perfecta y se intenta alcanzar una sensación de logro”, afirman. En efecto, esta tendencia sugiere que, en lugar de aprovechar el tiempo 'ahorrado’ por la tecnología para relajarse, las personas están adoptando un enfoque más activo y productivo hacia su tiempo libre.

 

Sin embargo, apuntan, que, a pesar de la aparente conveniencia de realizar múltiples tareas con la ayuda de la tecnología, muchas personas después se sienten de alguna manera “culpables” por llenar su tiempo libre de esta manera.

 

“Las redes sociales pueden a veces inspirar, motivar o relajar a la gente. Pero nuestra investigación sugiere que la gente a menudo siente culpa, vergüenza y arrepentimiento después de dedicar su tiempo libre a actividades online”, anotan.

 

Por tanto, esta observación pone de manifiesto una paradoja fundamental: si bien la tecnología puede ofrecer eficiencia y conveniencia, también puede generar ansiedad y descontento cuando se abusa de ella. Esto se debe a que se percibe que ese tiempo se dedica a actividades “menos auténticas y valiosas que las del mundo real”, según las investigadoras.

 

Por otra parte, se cree que los patrones de trabajo han cambiado sustancialmente. Con la irrupción del teletrabajo y el trabajo híbrido (presencial y a distancia), se está intensificando el tiempo dedicado a lo laboral, ya que se difuminan los límites entre las horas de trabajo y el tiempo personal.

 

Una situación que puede crear desasosiego en ciertas personas, por la tendencia generalizada a intentar estar siempre disponibles. Algo que suele generar presión por querer responder rápidamente a los mensajes y correos electrónicos, incluso fuera del horario laboral. Como resultado, según las investigadoras, algunas personas sienten que están constantemente “trabajando”, incluso cuando están fuera de la oficina, lo que puede generar estrés y dificultades para desconectar.

 

La importancia de desconectar

En cuanto a cómo recuperar nuestro tiempo, las expertas plantean perspectivas tanto individuales como sistémicas. “Es importante aceptar que a veces está bien hacer poco o nada”, sugieren. Al mismo tiempo, resaltan la importancia de practicar la desconexión y permitirse momentos de ocio y reflexión en un mundo cada vez más acelerado.

 

Así pues, “para liberarnos del hábito de llenar el tiempo con más y más tareas, primero debemos aceptar que a veces está bien hacer poco o nada”, subrayan. En el entorno laboral, “empresarios y empleados deben crear un ambiente en el que la desconexión sea la norma y no la excepción”, aseguran.

 

Además, plantean la necesidad de medidas a nivel legislativo: “Desarrollar una legislación que garantice el derecho a desconectar puede ser la única manera de asegurar que la tecnología no domine nuestro tiempo”, en sus palabras.

 

Ejemplos como la normativa sobre el derecho a desconectar en países europeos como Francia e Italia demuestran que existe un reconocimiento creciente de la importancia de establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal en la era digital.

 

Referencias:

 

Ruth Ogden, Christine Schoetensack, et al. 'Perception of digital technology in post-covid EU'. TIMED (2023)