A veces con dolor miramos que las hijas o hijos son muy hirientes con sus padres, y más con quien tienen más confianza. Las mamás y papás quienes reciben estas actitudes de parte de ellas y ellos, sabiendo que, con el cuidado que les dan se encuentran cumpliendo una misión social o bien espiritual; no se desaniman y siguen en la lucha.

 

Y digo lucha porque a diario se enfrentan a una que a veces no se nota que haya un avance. Pero, creo que una de los pagos que la madre o padre recibe por hacer esta tarea, es que como con ellas y ellos todo es compartir, las madres y padres, trabajan el ser menos egoístas cada día.

 

He escuchado a hijas e hijos que dicen a su madre o padre: “tu vida era muy buena antes de tenerme, podías viajar y tenías más dinero. Yo no hubiera tenido hijos”. Y si las mamis o papis lo vieran de esta manera, las hijas e hijos que dicen esto, si lo ven en términos económicos, sí tendrían razón.

 

Pero, a mi forma de ver, creo que las y los progenitores que sí se dedican a la crianza y desarrollo de sus retoños; no lo ven de esa manera. Pienso que tal vez lo ven como una obligación con la consecución de la vida, que es algo muy importante; pues de lo contrario, nuestra raza se extinguiría.

 

Lo cual, de ninguna manera sería bueno, ya que en una imaginación extrema; ninguno de quienes estamos aquí existiríamos. Afortunadamente, no sucedió de esta forma y ahora todas y todos estamos aquí, experimentando y aprendiendo muchos temas, donde la intención es que nos ayuden a evolucionar.

 

Ahora bien, le digo a esas hijas e hijos que el haberles tenido, amado y cuidado, aparte de conocerles como seres humanos que proceden de nosotros; el hecho de que ustedes se encuentren nos ayuda a trabajar un tema muy importante para nuestra trascendencia en esta experiencia humana, el cual es el egoísmo.

 

Pues creo con seguridad, que quien se apropia y vive con responsabilidad la tarea de ser madre o padre, está cumpliendo por decirlo así, con los requerimientos para con el amor al prójimo, y todavía más fuerte es el lazo, cuando se trata de consanguinidad, lo cual les hace familia.

 

Y en un amor por estas y estos pequeños, a continuación, dejo algunos consejos que creo que, a toda hija e hijo, les pueden ser de utilidad porque se tratan de temas que viven a diario. También comentar que se encuentran enfocados a lo que dirían mamás y papás bien intencionados con sus hijas e hijos.

 

1 Amada hija o hijo, no menosprecies el consejo de tu madre o padre, pues su intención es que te vaya bien en la vida. Ella o él ya han vivido más tiempo que tú en este mundo y saben lo que te conviene y lo que no

 

2 Tu amada madre o padre, sienten compasión por ti, porque aún eres muy pequeña, pequeño o joven, que aún estas integrando experiencias de vida y conocimiento y que por eso tu criterio es corto, pero confían en que lo ampliarás; por eso continúan apoyándote aún y cuando tu misma o mismo ya te hubieras dado por vencida o vencido. Es por ello que debes ser agradecida o agradecido con ella o él y dejar de lado la ingratitud

 

3 Que la disciplina que recibes de ella, él o ellos, es para que desarrolles buenos hábitos de respeto, educación, conducta, higiene y demás. Los cuales te serán de utilidad durante toda tu vida y te ayudarán a desenvolverte mejor en cualquier ámbito al que llegues. Pero, lo más importante es que en ellos descubras el amor que tu madre o padre te proveen a través de ellos, a efecto de que tú también puedas sentir ese amor y de igual manera lo transmitas. Esto hará mejor, más llevaderos y felices tus días sobre la tierra.

 

4 Como hija o hijo, por todo lo que recibes de tus padres, te es conveniente honrarlos y respetarlos, con tu cuidado y diligencia al hablarles o tratarles. Porque, todo lo que han hecho por ti, te comento que nunca se los podrás pagar. Y a alguien que ha hecho tanto por ti en su amor, se lo merece. Además, si lo haces de esta manera, créeme que tu vida será beneficiada y más feliz.

 

Y cuando ya los veas que están en su vejez, y por ello ya caminan despacio y hacen las cosas con lentitud, es señal de que ha llegado tu momento de considerar su condición y de que ahora a ti te toca ayudarles.

 

5 Por último, si como hija o hijo has visto que el ejemplo que te dejó tu madre o padre ha sido bueno, agradécelo; de lo contrario, observa lo que te gustaría hacer de una manera diferente y prueba, pero, de ninguna forma demerites la experiencia de vida que tu padre o madre te enseñó.

Agradezco tu atención y lectura de este escrito y espero te sea de utilidad para la reflexión, y estoy segura de que tu le integrarás otros puntos que en tu experiencia de vida son o han sido importantes. Por ahora me despido, no sin antes dejarte un gran abrazo y la sugerencia de que les des uno muy grande a tu madre, padre o a ambos; por haberte transmitido sus consejos y formas de hacer las cosas con la intención de que te fueran útiles. Cuídate mucho y nos vemos pronto.