El día de hoy te voy a exponer el caso de un joven, el cual me encontré en un libro que lleva por nombre “¡Crear o morir! La esperanza de América Latina y las cinco claves de la INNOVACIÓN” que escribiera Andrés Oppenheimer. Obra que me prestara mi gran amigo el Dr. Parra, a quien le agradezco y envío un afectuoso saludo.

 

Bueno, el nombre de este hombre es Gastón Acurio, alias el chef que regala recetas. Cuya mentalidad es que “El cocinero que no divulga sus recetas, desaparece”. Y a grandes rasgos su historia comienza desde su infancia, pues dejó sentir en su ser, el gusto por el arte de cocinar exquisitamente y así lo hizo; incluso, faltando al mandato de su padre; quien quería ver en él a un prominente abogado.

 

Hizo lo que pudo por complacerle, pero a sus 21 años, se salió de la línea trazada y se dedicó a hacer lo que le gustaba. Ingresando al instituto Le Cordon Bleu de París, donde aprendió a hacer maravillas culinarias. Luego, regresó a su natal Perú y ya casado con Astrid, montó un restaurante y crearon la escuela Cordon Bleu en Perú.

 

Posteriormente, se apartaron de la cocina francesa para crear sus propios estilos basados en sabores y colores de su localidad; luego de tener tantas creaciones respecto a la elaboración de alimentos, llegaron a la frase de “Nosotros no competimos, nosotros compartimos”. Pero que eso no había llegado de la noche a la mañana, pues dijo que fracasaron en muchas ocasiones, pero que esto les ayudó a hacer crecer la marca Perú en el mundo.

 

Estos fragmentos de la historia de Astrid y Acurio, nos dejan ver que son personas que han buscado que crezca en ellos, la magia que ya traían. Lo cual es lo mejor que alguien en esta existencia puede vivir. Pero, desafortunadamente, hoy en día vemos que muchos jóvenes le dan un puntapié a conocer y a hacer crecer sus talentos, traicionándose a ellos mismos. Pues, nunca podrán tener la satisfacción de decir que los descubrieron y por ende mucho menos hacerlos crecer y comer de sus dulces y jugosos frutos, como sí lo hicieron estos jóvenes.

 

Supongamos que llega el día lunes y dicen los reportes del noticiero matutino de algún lugar. En la madrugada de ayer, vecinos de la calle tal, fueron despertados de sus sueños por el ya tradicional grupo de jóvenes de entre 17 y 30 años que perturbó la paz, con su música a volumen muy alto; consumiendo alcohol y otras sustancias peligrosas para su salud, en la vía pública. Vecinos llamaron a la policía, la cual acudió al lugar y estos se escondieron de inmediato.

 

Una vez que habían pasado los guardianes del orden, retomaron con más ímpetu sus quehaceres escandalosos, lanzaron botellas de vidrio a los zaguanes de los vecinos; ya entrados en alcohol, también rompieron el parabrisas del carro de uno de ellos. Y quebraron todas las botellas que tenían, a modo de mostrar su inconformidad porque les llamaron la atención.

 

Los vecinos recordaron a otro grupo antes de ellos, quienes de igual manera era grande en número; recuerdan que los vieron cómo es que fueron adelgazando por consumir principalmente drogas; y luego, fueron muriendo de uno en uno consumidos por las drogas y el alcohol. Uno de ellos invadido por las sustancias dañinas en su cuerpo, se ahorcó y perdió la vida.

 

Pero ya no quiero seguir comentándote casos feos, solo hacer la reflexión de la pérdida de tiempo que muchos jóvenes hacen y el daño que dejan tras divertirse. Pasará el servicio de limpieza del municipio y recogerá los vidrios y basura de todo tipo que dejaron por su festejo. Y el próximo fin de semana será lo mismo. No pudiendo llenar ese vacío, pues, solo se llena encontrando la misión de lo que se vino a hacer en esta tierra y ese se encuentra vibrando alto y conectando con la parte espiritual. Pero, no lo encontrarán en los vicios, que solo les baja la vibración y no tardarán en enfermarse.

 

Ojalá y este mensaje pueda llegar a ellos y puedan sentirse inspirados por el caso expuesto de esa hermosa pareja que logró encontrar su cometido incluso antes de emparejarse. Pues eso, realmente sí provee felicidad y un avance en todos los sentidos. Y no el hecho de desperdiciar su vida y juventud haciendo desmanes que molestan al prójimo y a la sociedad.

 

Y como creyente de que todos los seres humanos estamos llamados a llegar a ser mejores cada día hasta alcanzar un estado de pureza, deseo y espero para ellos y por su bien; que la luz que les permita ver sus faltas, llegue pronto a sus vidas a fin de que no se sigan lastimando y tampoco a la sociedad.

 

Ahora me despido, deseando que esa luz de la que hablo, también se encuentre y se quede en tu vida a modo de que seas favorecida o favorecido por ella en tu vida y que se extienda a tu entorno, seres amados y no tan amados. Cuídate mucho y que sea una gran semana para ti y los tuyos.

 

Amor y sociedad