Veamos lo que nos dice el psicoanalista y autor de “El arte de amar”, Erich Fromm; al respecto de esto. Para ello, parafraseare algunas de sus palabras, las cuales comienzan diciendo que una personalidad que se encuentra centrada en la madre, tendrá un desarrollo emocional infantil. Pues, es como si la persona no hubiese sido destetada, ya que continúa sintiendo como niño. Requiriendo de la protección, cuidado, admiración y un amor incondicional de su progenitora.

 

Y ya siendo adulto, en su etapa de relacionarse afectivamente con las mujeres, a fin de hacer pareja; suele ser encantador y afectuoso, para que estas le amen. Y continúa siendo de esta forma, aún después de haber logrado su cometido. Pero, expresa el autor; que esa relación al igual que la que tiene con todas las personas, es superficial e irresponsable. Ya que su finalidad es la de ser amado, más no la de amar. Dice también, que son por lo regular vanidosos y con ideas grandiosas. Y si encuentran a la mujer adecuada, se sienten seguros, en la cima del mundo; y siguen siendo afectuosos y encantadores.

 

Pero, cuidado, porque esto es engañoso; pues esta mujer tarde o temprano se dará cuenta de este comportamiento y comenzarán a surgir los problemas. Pues, lo más seguro es que ella deje de responder a sus aspiraciones fantásticas. Ya no lo admirará y ahora querrá una vida propia. También va a querer sentirse amada y protegida. Y lo peor, ya no estará dispuesta a tolerar sus asuntos amorosos con otras mujeres. Será entonces, que este hombre se sentirá herido y desilusionado; creando un sentimiento de que esa mujer no lo ama, es egoísta y dominadora.

 

En fin, todo lo que no corresponda a la idea de una madre amante hacia su encantador hijo; lo tomará como prueba de falta de amor. Lo malo es que estos hombres realmente creen que su conducta afectuosa, y su deseo de complacer; es un amor genuino. Y llegan a la conclusión de que se les trata injustamente. Porque ellos piensan que son grandes amantes, y que la otra persona en ingrata; y se quejarán amargamente cuando se expresen al respecto de ella.

 

También comenta el profesional que, hay casos excepcionales; en los cuales una persona con esta fijación a la madre, puede vivir sin perturbaciones serias. Si su madre en realidad lo amó, tal ves de manera sobreprotectora, dominante, pero no destructiva. Dice de ellos, que si encuentran una esposa de tipo maternal; y si logran usar sus dones, talentos y encanto para que ella les admire; entonces, estos podrían adaptarse bien. Aclarando que, el autor no está hablando de que hayan madurado; solo que son funcionales.

 

También dice que, en condiciones menos favorables, que son las más frecuentes; su vida amorosa, es una profunda desilusión; pues, surgen conflictos, angustias y depresiones intensas; cuando este tipo de personalidades se quedan solas. Y aquí en el presente, es donde yo veo que, después de haber vivido esto y para prevenirse; siempre están en la búsqueda, por así decirlo de nuevas opciones. Así que ¡cuidado!

 

Bueno, esto es lo que vio Erich Fromm, cuando escribió el libro mencionado en el año de 1956. Y donde yo he integrado mi comentario, al respecto de lo que veo que sigue sucediendo. Ahora y para reforzar mi punto de vista, traigo a cuenta mi colaboración de la semana pasada en este mismo medio de comunicación. Al cual le puse por nombre “Cupido y Anteros”.

 

De los cuales en la mitología griega se dice que, ambos fueron dioses del amor. Donde el primero mencionado, contaba con las características de infantilismo, torpeza e inmadurez. Y su contraparte, Anteros; las de correspondencia, madurez y consolidación. Es entonces, que la relación que encuentro, radica en que en ambos casos; es decir, en el descrito por Erich Fromm y en el del relato mitológico, específicamente en lo que dije de Cupido; encuentro la similitud, de que, en ambos casos, se trata de seres infantiles, torpes e inmaduros. Y todavía para sustentar mi opinión aún más, expondré un punto de vista del Dr Calixto.

 

Quien habla del tema del amor, desde la mirada de la neurobiología. Y lo cito, porque no quiero parecer una persona que está en contra de los hombres. ¡Pues no lo estoy! Pero, sí quiero dejar sustentado el argumento de que algo está pasando, que daña y lacera a la sociedad, en este caso hablando del tema de la infidelidad; que estoy segura que la mayoría de las mujeres que han tenido pareja han vivido. No prometo arreglar nada, porque cada quien desde su lugar dirá lo que procede. Así que voy a continuar con lo que retomé que dice el Dr en comento, al respecto del tema y sé que esto nos dará luz.

 

Él dice, que la mujer tiene un mejor cerebro que el de los hombres y siendo él un varón, añade: “nos guste o no nos guste”, es decir, es más maduro. También agrega que ambos cerebros son complementarios. Y nos deja datos valiosos para considerar. Pues dice que de 10 personas que conoces, en los próximos 5 años, 9 de ellas se irán de tu vida. Y que el enamoramiento tiene una duración de tres años.

 

Estos dos últimos datos, aunque parecen sueltos, no lo están; pues los retomo de su trabajo, porque a mi forma de ver nos dan un panorama del movimiento que hacen las personas. Donde el único seguro de que puedan estar juntas en una relación de pareja con las características del amor de Anteros, es que ellas se decidan; pues, el amor es una decisión, no un enamoramiento, el cual es muy diferente.

 

Es entonces que, para cerrar el tema; yo te quiero decir que, si lo que estás buscando es una relación para diversión; este artículo no es para ti, lo puedes leer porque te resultó interesante y tal vez te sea útil para después. Pero, mi punto de vista; está enfocado a personas que buscan una estabilidad emocional en su vida. Y si lo que estás considerando encontrar es lo que te acabo de mencionar, te dejo tres puntos importantes a considerar en tu próxima relación afectiva, que recomienda Calixto.

 

De los cuales, el primero es: que veas que si esa persona te gusta. Aunque, siendo mujer, es posible que no te guste; pero en tu valoración cuente con otras virtudes que para ti son buenas; tal vez, como la de ser un buen proveedor u otras. La segunda, se trata de que sea una persona inteligente para resolver los problemas de la vida y que se puedan reír juntos viviéndola. Y la tercera y última, es que ésa relación esté bien vista por la sociedad en la que viven y que provea honra para las dos personas.

 

Por lo que, si observas estos tres puntos mencionados. El de Fromm, el caso de Cupido y Anteros; y por último el de Calixto. Creo que ya te puedes dar una idea de qué es lo que podría o pudo estar pasando en alguna relación de pareja que hayas vivido en la cual hubo infidelidad. Es entonces que tú como mujer, podrás decidir si es que te parece bien vivir eso o darle un giro a tu vida. Eso, ya es tu decisión.

 

Escribí este artículo, para mis grandes amigas y las mujeres que hayan o estén viviendo una historia de terror como las de los tres ejemplos ya expuestos. Es mi intención que dejen de vivir lo que comúnmente llamamos malas relaciones. Que encuentren las lecciones de esas vivencias, las abracen con amor y sigan adelante.

Por último, dejar en claro; que si tú que me lees eres un hombre y te sientes que no abordé el tema de las mujeres en este artículo. Te comento que no lo hice, porque las estadísticas son arrolladoras al respecto de la infidelidad varonil. Si hay casos de mujeres al respecto de lo que hablamos, pero, reitero; el común denominador marca que son los hombres quienes llevan la delantera en este tema. Y bueno, a quienes son grandes personas, saben respetarse y respetan a las mujeres; les envío mis respetos en amplitud. 

Por ahora me despido, no sin antes dejarle saludos a las personas que me leen y comentan en mis redes sociales personales; donde, también comparto mis colaboraciones. Me ayudan mucho y dan ánimo para seguir escribiendo temas que a mi forma de ver son de interés, pues están dentro de las vivencias cotidianas. Que tengan una gran semana, y que vivan bonito; pues, la vida cada día nos regala una página en blanco para escribir lo que queramos vivir.

 

Por: Celia Huerta Sánchez

 

Amor y sociedad