Para hablar de este tema, quiero recordar un poco mis clases de teología, cuando hablábamos de la maternidad de la virgen María, representando ella a la mujer. Y quien nos instruía nos ponía sobre la mesa dos puntos a considerar. Donde, el primero de ellos se trataba de que se podría ver a la mujer biológicamente hablando, con la estructura, equipo o composición necesaria, para gestar en su vientre a una o un nuevo ser. Dicho punto de vista, se limitaba a verla como una especie de incubadora, llegando incluso a mirarla como una cosa.

 

Por su parte, el otro punto; se trataba de que la mujer contaba con una personalidad e información de lo que había vivido; y que por ende proveía de esta a la o al bebé que se gestaba en su vientre. Y bueno, es con este punto de vista, que se le dejaba de ver como a una “máquina de hacer bebés”; y empezaba a contar con una identidad y tener “el rango de ser humano”.

 

Posteriormente y ya sin un corte religioso, sino que ahora científico; Joe Hin Tjio, nacido en el año de 1919; de origen indonesio y de profesión citogenetista. En el año de 1955, descubrió el número correcto de cromosomas. Y es por ello, que ahora sabemos que la célula del ser humano, cuenta con veintitrés pares. Es decir, un total de cuarenta y seis. La mitad, aportados por la madre; y el resto, por el padre.

 

Es entonces, que, a mi forma de ver, los dos puntos anteriores, principalmente el primero; quedan rebasados por este descubrimiento. Donde, ahora a la mujer se le puede ver como a un ser humano en general, en una igualdad entre ambos géneros. Con aportaciones diferentes, por sus características propias de cada una y uno.

 

Bueno, y ya en igualdad de circunstancias; y después de haber abordado el tema desde lo biológico, como en el primer punto; y desde la transmisión de características personales, como lo fue en el segundo. Y que más bien yo creo que deberían verse ambos aspectos trabajando en conjunto. Toca el turno a que hable de un tercero.

 

El cual, sin duda, se trata de la convivencia que ya en el día a día viven ambos seres (madre e hija o hijo). Donde, el nuevo ser, recibirá de su progenitora, la cultura del lugar donde habitan; así también las costumbres, tradiciones y formas de hacer las cosas. Hasta aquí, suena un poco mecánica la relación. Pues, aún no he hablado de los sentimientos.

 

Pues, creo yo, que estos son los que logran trascender la parte biológica y social. Y que, sin ellos, no se podría hacer la transmisión de nada. Porque, este lenguaje es el que, a mi forma de ver, se convierte en una especie de pegamento que une las vivencias. Y es entonces, que es posible que las personas tengan hermosos lienzos, derivado de sus bellas vivencias. O bien, lo contrario.

 

Bueno, este lenguaje se le atribuye principalmente a las mujeres; por el vínculo que forman con la o el nuevo ser dentro de su vientre. Pero, siendo una energía; los hombres también pueden ejercerla, si se lo proponen y se internalizan en el cuidado amoroso de las y los pequeños.

 

Ahora y en honor a la festividad, celebro a las mujeres que en su vientre han llevado a una o a un nuevo ser. Que le transmitieron desde ahí su personalidad y que fue su decisión llevarlas y llevarlos por un camino que creyeron el mejor. De acuerdo con sus ideas y forma de ser.

 

De igual manera, a quienes no vivieron el aspecto biológico de haber gestado a una o un bebé; pero, que con cuidado y amor ayudaron en la crianza de las sobrinas, sobrinos, niñas, niños, entre otras y otros; que movidas y movidos en amor, tendieron su mano para cuidar a pequeñitas y pequeñitos que, requerían de cuidados propios de su edad.

 

También, a quienes cuidan a las niñas y niños en las casas hogar; porque, de igual manera, se convierten en las mamis de esos seres indefensos. Y también a los hombres, que han experimentado por decisión propia; transmitir amor y cuidado a sus hijas e hijos a través de ejercer su energía femenina. En fin, a todas y todos quienes, con el respeto y cuidado de la vida, han abrazado, mimado, curado y demás; a un ser más pequeñito que ellas o ellos.

 

Así que, FELICIDADES A TODAS Y TODOS ELLOS. Porque madre, no solo es quien tiene una o un hijo nacido de su vientre. Sino quien decide ejercer la energía femenina que es de amor, respeto y cuidado, principalmente. Pasen un día genial y que las bendiciones que desean que quieren que lleguen a su vida, les alcancen. ¡Hasta la próxima!