Investigadoras estadounidenses analizan la relación entre atracción física y satisfacción en parejas heterosexuales.

 

En el mundo actual, donde se le da enorme relevancia a la apariencia física, la imagen corporal puede influir mucho en las decisiones y comportamientos de las personas, sobre todo en lo que se refiere al culto al cuerpo.

 

 

Pero a veces, esa imagen está moldeada o distorsionada por muchos factores, como los clichés o estereotipos que transmiten los medios de comunicación o las imágenes que proyectan los padres, las relaciones e incluso nuestro estado de ánimo.

 

El origen de nuestra sonrisa podría estar en las expresiones de los gorilas.

 

En 2017, una investigación de la Universidad Estatal de Florida reveló que otro factor –concretamente, el atractivo de la pareja- podía ser también una fuerza impulsora a la hora de querer conseguir un cuerpo “perfecto”. Aunque esa motivación contrasta notablemente entre hombres y mujeres.

 

En concreto, las investigadoras estadounidenses Tania Reynolds y Andrea Meltzer, del área de psicología, llegaron a la conclusión de que las mujeres evaluadas objetivamente como menos atractivas estaban más motivadas para hacer dieta y estar delgadas si sus maridos eran atractivos.

 

“Tener un marido físicamente atractivo puede tener consecuencias negativas para las esposas, sobre todo si éstas no son especialmente atractivas”, afirmó Reynolds en referencia a los resultados de su investigación.

 

Esa motivación extra para hacer dieta, sin embargo, no se daba entre las mujeres consideradas más atractivas que sus maridos. Es decir, según estas conclusiones, las mujeres que se consideran atractivas no se preocupan tanto de cuidar su línea. En cambio, la motivación de los hombres evaluados en el estudio para cuidar la alimentación era escasa independientemente del atractivo de sus esposas o del suyo propio.

 

El estudio, publicado en la revista Body Image, ofrecía una perspectiva interesante sobre las relaciones en las que una mujer teme no estar a la altura de las expectativas de su pareja.

 

Y es que, según los expertos, saber de antemano los factores que podrían aumentar el riesgo de que una mujer desarrolle trastornos alimentarios u otros problemas de salud, podría ser de gran utilidad para una ayuda más temprana, en caso necesario.

 

“Hay factores sociales que pueden influir en los trastornos alimentarios de las mujeres”, en palabras de Reynolds. Por tanto, “podría ser útil identificar a las mujeres con riesgo de desarrollar conductas más extremas para perder peso, algo que puede conducir a otras formas de malestar psicológico, como la depresión, la ansiedad, el abuso de sustancias o la insatisfacción con la vida”, según la investigadora.

 

La relación entre atracción física y satisfacción

Como punto de partida, el equipo tuvo en cuenta investigaciones anteriores que ya planteaban que los matrimonios más felices son aquellos en los que las esposas son más atractivas que sus maridos.

 

Así pues, para este trabajo se examinó a un total 113 parejas de recién casados (desde hacía menos de cuatro meses, con una media de edad cercana a los 20 años y residentes en EE.UU.), que aceptaron ser evaluados en función de su atractivo.

 

Cada participante rellenó un cuestionario donde se les preguntaba, entre otras cosas, sobre si deseaban hacer dieta o tener un cuerpo delgado. Entre otras, se incluían opciones como: “Me siento extremadamente culpable después de comer”; “Me gusta tener el estómago vacío” o “Me horroriza engordar”.

 

Luego, se tomó una fotografía de cuerpo entero a cada participante y se calificó en una escala del 1 al 10. Dos equipos de evaluadores universitarios estudiaron las fotos: uno de la Universidad Metodista del Sur de Texas, por una parte, que se centró en el atractivo facial de los cónyuges, mientras que otro de la Universidad Estatal de Florida analizó el atractivo corporal.

 

Según Reynolds, algunas investigaciones han demostrado que las mujeres tienden a percibir de forma errónea lo delgadas que sus parejas quieren que estén y, como consecuencia, pueden buscar de forma incoherente una determinada dieta o un cuerpo normativo.

 

“Una forma de ayudar a estas mujeres es que sus parejas les recuerden que las quieren con cualquier peso o tipo de cuerpo”, subraya Reynolds. “O tal vez centrarse en aquellas fortalezas que los convierten en una buena pareja romántica, por ejemplo, valorando aspectos como la amabilidad, la inteligencia o la solidaridad”, añade.

 

De hecho, otros estudios han sugerido que factores como la comunicación, la compatibilidad emocional y otros aspectos de la relación pueden ser incluso más importantes que la apariencia física.

 

En definitiva, para Reynolds, “si entendemos cómo afectan las relaciones de las mujeres a su decisión de hacer dieta, así como los factores sociales que predicen el desarrollo de conductas alimentarias poco saludables, estaremos en mejores condiciones de ayudarlas”, concluye.

 

En términos de investigación científica, algunos estudios siguen profundizando en ese polémico vínculo entre la atracción física y la satisfacción en las relaciones. Sin embargo, los resultados son muy variados y dependen de numerosos factores.

 

No obstante, la felicidad y la satisfacción de una relación es un fenómeno que abarca mucho más, y, por tanto, no pueden reducirse solo a la atracción física. Además, las preferencias varían de forma notable entre personas, por lo que se considera que no existe una fórmula perfecta.

 

Al mismo tiempo, la atracción física puede ser solo un componente más del amor. Según los expertos, factores como calidad de la comunicación, el respeto mutuo, la compatibilidad de valores y metas, entre otros, también desempeñan un papel crucial en la satisfacción y la felicidad de una pareja.

 

Referencias:

 

Tania Reynolds; Andrea L. Meltzer. 'Adopting a dyadic perspective to better understand the association between physical attractiveness and dieting motivations and behaviors'. Body Image (2017)